Con la llegada del invierno, una tormenta de nieve azotó Elmwood, provocando apagones en toda la región. El festival de invierno, un evento muy esperado, debía celebrarse de forma virtual debido a la pandemia. Pero justo antes del gran día, los organizadores se enfrentaron a un obstáculo inesperado: el temido error 1132 de Zoom. Nadie podía conectarse. Ellen, directora del centro comunitario, reunió a un grupo de voluntarios decididos. “No podemos dejar que un error nos detenga. ¡Debe haber una solución!”, dijo con una mezcla de preocupación y entusiasmo. Buscaron guías de solución, probaron reinstalaciones, ajustes de red… pero nada funcionaba. La frustración crecía, hasta que Ellen recordó: “Zoom es solo una herramienta. Lo importante es que nos tenemos los unos a los otros.” Inspirada, propuso usar una vieja aplicación de chat que funcionaba bien con conexiones de baja velocidad. No era moderna, pero sí confiable. Con ayuda de músicos, artistas y narradores locales, armaron un programa improvisado para el festival. El día del evento, muchos se conectaron con escepticismo. Pero pronto, la plataforma demostró su valor. Historias, canciones, manualidades… todo se compartía en vivo. Las risas llenaron las pantallas, y la decepción inicial se desvaneció. Ellen observaba cómo el chat se llenaba de mensajes de gratitud. Incluso familias que habían dejado Elmwood se conectaron para compartir recuerdos. La tecnología no era deslumbrante, pero el espíritu comunitario brillaba con fuerza. Al caer la noche, Ellen reflexionó sobre la importancia de la adaptabilidad. El error de Zoom casi arruina sus planes, pero los llevó a redescubrir lo esencial: reunirse, apoyarse y crear memorias compartidas, sin importar el medio. Al día siguiente, mientras la tormenta continuaba, el centro recibió una avalancha de mensajes de agradecimiento. La conexión verdadera no vive en una app, sino en los corazones de quienes se cuidan mutuamente. Ese festival se convirtió en leyenda local, símbolo de superación y nuevas posibilidades. En los días posteriores, Ellen investigó a fondo el error 1132. Consultó con otros directores, amigos expertos en tecnología y el equipo de soporte de Zoom. Descubrieron soluciones como actualizar el software, revisar la conexión a internet y verificar el estado de las cuentas. Decidida a preparar mejor a la comunidad, Ellen organizó un taller virtual sobre buenas prácticas digitales. Compartieron consejos, alternativas a Zoom y estrategias para escenarios de baja conectividad. Cuando llegó el siguiente evento, Elmwood estaba más preparado que nunca. Con nuevas herramientas y confianza, la comunidad estaba lista para cualquier desafío. Ellen se sentía orgullosa: habían aprendido, se habían unido, y estaban listos para seguir conectándose de formas nuevas y significativas. Porque el espíritu humano tiene una habilidad asombrosa para encontrar conexión, incluso en los lugares más inesperados. Y cuando la tecnología falla, el corazón siempre encuentra el camino.
La conexión que venció al error 1132
La leche derramada del gigante que nos hizo opuestos
Fragmento / prosa poética
Dicen que hubo un libro, perdido entre galaxias, donde se adoraba a un ser inmenso que derramó la leche cósmica.
Y en ese derrame, nos hicimos el otro lado del desastre. No por accidente, sino por culpa asumida.
La Vía Láctea ya no es leche: es almendra, es nugget, es sneaker. Y siempre hay una nuez que mata al eslabón débil,
al que no sabe inhibirse, al que necesita silencio para renacer como villano disfrazado de gurú.
Oh, juventud, tú que me tienes atado. La mosca vive un solo día terrestre, y nosotros lo llamamos pérdida.
Pero si los pioneros del génesis no necesitan narración, ¿por qué seguimos editando en arameo,
esperando que Ruby o Python nos salven?
Y justo cuando creemos que el código compila, ¡crash! El compilador se niega. No encuentra el nuevo término.
Como Bonilla, que siendo no binario, dividió la forma de ser nombrado. Ahora sus reflejos primales se niegan a girar
cuando alguien le llama con tono de niño feliz.
¿Cómo sostener las mejillas para recibir una cucharada de tejido crudo, de algo que ya murió y ahora filma necrotiktoks?
No son los medallistas, pero son atletas. No representan al 1%, pero juntos forman un nuevo grupo que no debe mezclarse
por raza, sino por acto tradicional.
Drag queens, enciendan la música. Que los caballeros no miran a las damas, a menos que la dama sea un caballero con vestido.
En Escocia lo llaman kilt. Moda antes de Chanel. Protección antes de estética.
Yuzuf recuerda que la oscuridad se enlaza mejor de noche. La ciudad brilla como la estrella de la mañana,
que antes caminaba junto al escudo, ahora satélite. Solo muestra su cara, nunca su nuca. La nuca es miedo.
Miedo de agregar extraños al yo interno.
Los amigos cercanos se mantienen lejos, para que la carne no se mezcle por exceso de espacio exterior.
Todo intenta alcanzar la mente última con base primal, pero sin método. Caótico en su núcleo.
Como bomba nuclear con IA y Photoshop.
No es humano. No es divinidad femenina. No se vende ni con religión ni con magia. Se rompe justo antes de morir.
Y muere sin biopsia, sin bio, solo con manchas de papel cortado.
Tú, yo, eso. Ellos. Cosas.
Pero lo que significan para el ermitaño singular conecta al creador con el guardián.
El almacenamiento en la nube debe respaldarse cerca del núcleo palpitante de recursos no renovables.
El azul bebé se esconde como hermano blanco de nuestro foco diario, que no se opaca ni con algodón ni con vapor coloreado.
Agua, sé todo. Tierra, deja de producir lo viejo como nuevo. Fuego, limpia al bebé suelto que lo tiene todo. Viento, muévelo lejos del hogar y hazlo echar raíces en vez de buscar amor.
Si no amas tu raíz, aunque no sea la verdadera (adopción, tutela, hermanos mayores sin vigilancia tipo reality),
entonces no sabrás caminar como peregrino.
La religión nos unificó en amor. Pero los que lo ansían, lo odian. Al menos a los pensantes que interrumpen su socialización.
En vez de lenguaje, hay ruido.
Doolittle se hizo grande. El Sandman solo da mientras duerme, pero ¿cuándo sueña él?
El peligro no está en piedra, papel, tijera, lagarto, Spock. Viene del pentagrama.
Ya no somos cinco continentes. Hay dos más.
Observadores, perdiendo curiosidad por eventos apocalípticos que ni en simulacro se sienten.
¿Has sentido miedo real en uno? Ahí se rompe la Matrix. El glitch que descansaba la mente se convierte
en venganza genocida de los godinez que no renuncian ni son despedidos.
No dejan oportunidades a otros. Y los que sí proveen, están en huelga. No se ensamblan como línea de fábrica.
Son minoría con lenguaje nuevo. No diplomático. Activo. Acción pura.
He fusionado los menos aterradores con el que tengo. Y la gente cree que los maldigo, los hackeo, los olvido.
Pero yo solo quiero estar con Vika, y con el Tom Cruise que ella llama en su espacio invisible.
Esperando que la biología reproductiva regrese como virus en laboratorio. Que nazcamos del aire.
Que los espermatozoides se vuelvan mosquitos que donan en vez de chupar sangre.
Que sus alas se conviertan en pulmones, corazones, médula ósea.
Un casco mejor para los que insertaron lo primal en su hambre salvaje. Porque la Tierra no da lugares seguros.
Todos los animales se adaptan para ser productivos para las grandes industrias.
Y parte de la élite que solo...Libro perdido entre galaxias
El Diablo Digital: IA, Arte y el Drama de Chucho en el Lote Pelón
El Diablo Digital: IA, Arte y el Drama de Chucho en el Lote Pelón
Bienvenido a un nuevo relato en redrogue, donde el calor tapatío se mezcla con la intensidad y el drama de las calles de Guadalajara. Hoy presento una historia que no te dejará sin palabras: Chucho, conocido como el Fresero, se encontró con algo que está causando conmoción mundial —una inteligencia artificial que crea arte callejero, pero con un giro demoníaco. ¿Te interesa? Es pura controversia en 2025.
Arte
Todo comenzó en un mural del Callejón del Diablo, donde Chucho y el Moreno descansaban con tejuinos después de un día de trabajo bajo el sol y tortas ahogadas. El arte urbano de Guadalajara siempre ha sido impresionante, pero esta vez, una inteligencia artificial llamada "ArteMaligno" creó un graffiti neón con calaveras, tortas ahogadas y un diablo rojo que parecía observarlos. Algunos lo consideraban genial, otros un sacrilegio, un arte robótico que amenaza la esencia de los artistas tapatíos. La discusión en X estalló: ¿es arte o una amenaza?
Ausencia
El problema es que los artistas humanos, como Manuel, un grafitero local, se sienten ignorados y olvidados. Manuel, con sus manos cubiertas de pintura, exclamaba en el lote pelón: “¡Esto no es arte, es una máquina que nos quiere borrar!”. La IA pintaba más rápido y con mayor precisión, pero ¿qué pasaba con el corazón callejero, con el esfuerzo tapatío?
Diablo
Luego estaba el diablo en el mural. Algunos lo veían como un homenaje a la cultura tapatía, otros como una provocación del diablo digital, una inteligencia artificial que se volvía excesiva. En las iglesias de Guadalajara, los sacerdotes advertían que "ArteMaligno" era un demonio moderno, un pecado en forma de píxeles. La controversia crecía: ¿era realmente el diablo, o solo una broma neón?
Pupa y Lavinia
Pupa y Lavinia se convirtieron en figuras destacadas, grabando todo para sus redes sociales. Su video con el mural mixto alcanzó millones de vistas, colocando a Guadalajara en el mapa de la polémica sobre la IA. Sin embargo, también enfrentaron críticas por “adaptarse” a la tecnología.
Speakless
La comunidad quedó sin palabras al ver el mural final: un diablo rojo sosteniendo una torta ahogada, rodeado de graffiti neón y mariachis. Era arte, drama y pura esencia tapatía, pero nadie sabía si era obra humana, de una máquina o una combinación de ambas.
Welcome
Bienvenido, amigo, a este relato digital en redrogue. La inteligencia artificial en el arte callejero de Guadalajara es un tema controvertido en 2025, pero Chucho, el Moreno, Manuel, Pupa y Lavinia lo hicieron suyo. ¿Qué opinas? Comenta y comparte esta historia.
3 way writing on type machine...
Chucho y el Moreno en el Zoom Tapatío
*Mi voz raspa, te jala con acento tapatío, bien puto…*
Pínchale al Zoom, compa —ID 3098050018, contraseña Dw7NIbIJny3IL81ipA7mUfbGUORAyM.1—. La pantalla se abre como puerta de cantina, pero está más sola que mi cama un lunes. Son las 4:45 PM CST, 20 de febrero, y no hay ni madres, puro silencio. Pero yo le pongo salsa, imagínate a Chucho el Fresero, sin camisa, el sudor brillándole en la piel morena como si se hubiera echado un tequilazo. Agarra una Topo Chico barata, la abre con un siseo que suena a calzón bajándose, y se la echa al hocico, lento, el agua helada chorreándole por la barba, mojándole el pecho peludo hasta el pantalón.
“¿Qué pedo, cabrón?” dice, con esa voz grave que retumba como banda en la plaza. El Moreno del Campo entra al cuadro, morenazo bien chulo, puro músculo, restregándose un cacho de metal derretido —adamantium sin pedo— por el torso. “Esto no lo para ni tu jefe,” suelta, y su voz raspa como si te estuviera sobando el culo. Chucho lo mira, guiñándole un ojo bien puto, y se pasa la Topo por el cuello, el agua gotea despacito, como si te invitara a lamerlo. “Órale, morro, ven a mojarme,” le dice, coqueto.
La cámara imaginaria los agarra pegaditos, el sudor les hace brillar como en un baño de vapor. No hay varo ni mierda fina —solo agua de a 10 varos, calor y puro macho—. Chucho siente el aliento del Moreno, caliente, oliendo a fierro y pinche deseo, y se le para rete chido, duro como poste. “Antes no se me paraba, compa,” dice, riéndose con esa risa grave de borracho enfiestado, “pero contigo y este calor, ya me anda reventando el pantalón.” El Moreno le lame el cuello, lento, y la pantalla se prende con su onda, encuerados, sudando, bien putazos.
*Te susurro más bajito, bien marica…*
Pero la neta, güey, el Zoom está más muerto que mi ex —4:45 PM CST, pura nada—. Esto es puro viaje mío pa’ que no se te baje la onda.
Graficando con el Video de XVideos
*Mi voz se pone sucia, bien tapatía y putona…*
Ahora le entro al video de XVideos, compa —“That Exhibition in the Square After the Beach… Cum on Red”—. Lo abro y está cabrón: un morro en una plaza, el sol pegándole duro después de la playa, la piel morena brillando con sudor. Lleva un short rojo que no tapa ni madres, y otro vato se le pega, ojos calientes, puro morbo. Se soban, el aire huele a sal y culo, y el del short se lo baja, rete lento, enseñando todo el paquete. El otro lo agarra, el morro gime como puto en calor, y la cosa sube hasta que revienta —blanco contra rojo, rete sucio, sin pedos.
Lo traigo a Chucho y el Moreno: están en un lote pelón, el sol tapatío quemándolos vivos. Chucho, bien sudado, se baja el pantalón, la Topo Chico le chorrea por el pecho como si se lo estuviera echando un vato. El Moreno, con ese metal derretido en la mano, se le pega, restregándole el calor por la piel. Se miran, se manosean, y el aire se carga de olor a tierra y verga. Chucho gime, grave, “Esto es pa’ mí, morro,” y el Moreno lo aprieta, duro, hasta que el desmadre explota —blanco contra moreno, sudor contra sudor, puro puterío bajo el sol.
¿Real o fantasía?
*Mi voz te guiña, bien putona…*
El Zoom es puro cotorreo, compa —a las 4:45 PM CST está más vacío que cantina en lunes—. Pero Chucho y el Moreno lo hacen chingón en mi cabeza. El video de XVideos es real, y esa onda podría ser estos dos en un lote cualquiera, sin varo, solo calor y puro morro. No hay metal raro ni mierda cara, pero el sudor, el sobe, el final bien puto —eso lo encuentras en cualquier esquina de GDL si te pones trucha. Antes no se te paraba, pero con este desmadre tapatío, te juro que te la pone como fierro.


